Salir de casa con el tiempo exacto, encender el auto,
acelerar: recto, derecha, izquierda, circunvalación, recto, derecha e izquierda
nuevamente. Evadir a personas cruzándose en frente de los autos, soportar los
pitos, los motores de los carros, el sol que aparece, el calor que empieza. Es
un recorrido diario, las mismas vías, los mismos edificios, el mismo ruido y
los mismos semáforos.
En cada parada es el habitual
miedo, subo y bajo los vidrios. En cada luz roja parecen ser siempre
repetitivos todos los niños sucios, que muertos de hambre intentan sorprender o
conmover a sus espectadores por un par de centavos. Uno encima de otro,
girando, saltando, arriesgando su vida, todo es válido, todo es un juego y hasta
pareciera que se divirtieran. Ventana a ventana pasan golpeando con su cara de
pesar: mientras más pequeños, mejor. Siempre hay alguien que recuerda a su
hijo, sobrino, nieto, conocido…
Las ventanas se abren, se olvida
el miedo, aparece la lástima. Se nota la diferencia entre aquellas manos curtidas
por tanto jugar bajo el sol. Los niños corren, regresan a su esquina donde sus
madres los esperan con los bolsillos abiertos. Uno se ha caído, las monedas han
rodado y todos se precipitan sobre ellas. El pequeño desesperado grita y llora
por sus centavos perdidos, mientras pasa un hombre que arroja más monedas,
estas caen sobre el lodo, brillan entre la suciedad, no importa ahí están ellos
revolcándose por sobrevivir.
:) Me parece que es bastante compacto. Me gusta las descripciones y numeraciones del primer párrafo. Durante la lectura, se nota un ritmo constante, aun cuando se hace alusión a las miserias que viven estos niños.
ResponderEliminarEl cuento tiene un buen ritmo, pero siento que le faltan más acciones en torno al conflicto. Creo que se puede seguir trabajando narrativamente más con el asunto de las monedas
ResponderEliminarMe gusta el principio poniendo en atmósfera al lector, las luces, el semáforo, el calor, son descripciones que ponen en onda.
ResponderEliminarA medida que avanza el cuento, noto algo de realismo no comprometido con el cambio social si no más bien un realismo algo denigrante y al final, grotesco.
Me gusta como la voz narrativa nos conecta con la historia a través de sus ojos, y que se se mantenga solo como espectador de lo que sucede en las calles sin interactuar con los niños. Me parece que ese corte de ideas en la última oración, en la que presentas toda una cadena de acciones, es lo que le otorga mayor impacto a tu cuento.
ResponderEliminarMe parece que hay un tono de desprecio hacia lo que se está contando y esto no beneficia sino que le da un tono medio moralista. Al final uno se queda con la sensación de que no hay ningún conflicto sino simplemente descripción.
ResponderEliminarMe gusto mucho el ritmo al principio del cuento y tambien como describe el lugar . Esto hace que me conecte y me atrape para el resto de la lectura. Concuerdo con mis compañeros que se deberia trabajar más en el conflicto para que tenga mas fuerza el final.
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